A Vilma, que nace siempre

El llamado de la heroína siempre fue tomar partido por la Patria

Foto: Archivo Granma

Cuando en junio de 2007 toda la familia fue a acompañar a Vilma hasta el Segundo Frente, donde comenzaría la batalla desde lo eterno, todos los cubanos fuimos testigos de un momento especial. Allí se escuchó su voz, cantando un tema de amor a Raúl, y también las nanas que dedicó a cada uno de sus hijos… En el silencio de aquellas montañas, su voz afinadísima llenaba los vacíos y brotaba de los ojos de quienes merecieron su mano y sus afectos. Temis Tasende, hija del mártir del Moncada José Luis Tasende, le entregó al General de Ejército Raúl Castro Ruz la urna, para colocarla en la piedra. Allí los suspiros, la fuerza, las flores… Pero como Vilma es de las que nacen siempre, comenzaba su sobrevida.

CLANDESTINA, GUERRILLERA Y FEDERADA

Vilma sigue siendo aquella muchacha esbelta, de pelo largo, que conoció el amor en las montañas, en medio de los riesgos que compartía ya en el Segundo Frente Oriental Frank País. Esta carta de Raúl al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el 28 de abril de 1958, analizando temas de la guerra y del fracaso de la huelga del 9 de abril, denota el respeto que ya profesaba el jefe guerrillero hacia la combatiente del llano, por su valentía y sus criterios; ella, a quien primero admiró y luego amó:

«Aproveché la oportunidad para discutir con Déborah (uno de los seudónimos de Vilma en la clandestinidad) el asunto de la huelga y más que todo el siempre latente problema entre la dirección nacional y la Sierra Maestra. Empezamos por hacernos una autocrítica sincera, a fondo y a plenitud, con tono de altura y en franca camaradería. Expusimos los más crudos criterios, además de las cosas y motivos que los argumentaban, aceptando ella, igual que yo, cuando los creímos justos y verdaderos, los errores cometidos. (…) Esta carta ha sido mostrada a la compañera Déborah, que en la conversación conmigo ha mantenido una sinceridad que ojalá mantengan todos en las futuras reuniones».

Ella, por su parte, luego de luchar en la clandestinidad, el 30 de noviembre de 1956, de jugarse la vida en acciones, consiguiendo abastecimientos, de subir y bajar de la Sierra a contactos y reuniones de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio, de manejarle el carro a Frank País –su jefe y amigo– en varias ocasiones, de sufrir su asesinato en julio de 1957, de tener varios nombres como Mónica, Déborah, Alicia y Mariela… encontró en las montañas la libertad que producía combatir al enemigo de frente, sin el temor de ser «cazados» en la ciudad. Por eso se sintió feliz cuando, definitivamente, se quedó en el Segundo Frente, como lo refleja esta carta a Celia Sánchez, quien se encontraba junto a Fidel en la Sierra Maestra, en el Primer Frente José Martí:

«¡Si vieras las cosas que se han hecho posibles aquí! Tendrías que ver este ii Frente para creer todo lo que se ha logrado. Actualmente las Asociaciones de Campesinos proliferan y se está haciendo verdadera Revolución sobre la marcha. ¿Cómo van los abastecimientos? (…) Aquí Educación se está organizando muy bien ahora, hay gran entusiasmo entre los maestros. (…)  ¡Cómo me gustaría que ustedes pudieran ver esto! Pero, oye, dile a Fidel que no se le ocurra, en estos momentos más que nunca hay que evitarles riesgos innecesarios a Fidel y Raúl».

Para Vilma la patria estuvo siempre, ante todo, y a ella se dedicó hasta lograr el triunfo el Primero de enero de 1959, y luego condujo un proceso revolucionador desde la Federación de Mujeres Cubanas. Gracias a su labor, acompañada siempre de un equipo que compartía los mismos sueños, logró que las mujeres en Cuba crecieran en el arte, la ingeniería, el deporte, la oficina, la escuela, el campo, en el amor a la familia sin descuidar el amor a la Patria, en la lucha por romper todas las barreras…

Así se le vio y se le escuchó en cada Congreso de la FMC; en el impulso por las batallas de alfabetización y por el sexto y noveno grados; en reuniones de colaboración con la ANAP, pues las campesinas cubanas son esenciales en las transformaciones de la mujer en revolución; la creación y la labor de las Cátedras de la Mujer, las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia y los encuentros internacionales de Mujeres Creadoras; sus luchas por eliminar los estereotipos sexistas, y por lograr la igualdad social y dentro de la propia familia; los círculos infantiles y la educación, para los pequeños; el desenvolvimiento de la mujer lejos de la violencia y los abusos, sus derechos a ser felices con sus decisiones; la lucha contra la colonización cultural; su vocación internacionalista y la defensa de nuestra historia.

El impacto de cada una de las luchas de Vilma tiene su resultado hoy en las nuevas conquistas femeninas en la ciencia, la cultura, el deporte, y en la familia cubana; y también en los espacios que falten por cubrir o debamos recuperar en el contexto nacional e internacional que nos obliga, una y otra vez, ir a la persona, escucharla y sumarla. Las palabras de Vilma, desde su ternura y firmeza, aunque hayan sido dichas en otro tiempo, tienen absoluta vigencia, como lecciones para repasar una y otra vez. Así dijo, el 26 de noviembre de 1977:

«Muchas son las cuestiones que es necesario resolver para las que la sociedad requiere del esfuerzo, del entusiasmo y el serio trabajo de ustedes. Debemos profundizar el conocimiento de cuáles son las modificaciones que se han producido en la psicología individual y social de nuestro pueblo como resultado de su participación activa en el proceso revolucionario, detectar cuántos son los rezagos de la sociedad capitalista que más tardan en desaparecer y elaborar métodos para combatirlos, perfeccionar la comprensión del desarrollo infantil y optimizar la formación integral de las nuevas generaciones».

Por eso la imagen de la Federación de Mujeres Cubanas –que ella sigue presidiendo por decisión entrañable de nosotras las revolucionarias cubanas– lleva su rostro. Sus ideas nos acompañan en cada área de la vida cotidiana de las mujeres, y son también las que trasmiten fortaleza para enfrentar momentos complejos.

DE LAS QUE NACEN SIEMPRE…

Cuando en 2015 se conmemoraba el aniversario 85 del natalicio de Vilma, la Federación de Mujeres Cubanas organizó un homenaje singular y delicado: un grupo de mujeres de sectores diferentes volaron, al amanecer del 7 de abril, a Santiago de Cuba, y de allí partieron rumbo al Segundo Frente. Luego de colocarle flores, se sentaron frente al Mausoleo de ese histórico lugar, para ser testigos de la presentación del libro Vilma Espín Guillois. El fuego de la Libertad, una hermosa compilación de documentos de la heroína.

Allí las revolucionarias de mil batallas, Yolanda Ferrer y Carolina Aguilar, resaltaron los valores de aquella joven que dedicó su lucha a desatar las alas de las mujeres cubanas, para que se colocaran en el sitio justo que en la sociedad socialista les corresponde.

El pensamiento de Vilma y su ejemplo, como escribiera Fidel en las reflexiones tras la noticia de su fallecimiento, es hoy más necesario que nunca, en una sociedad que mantiene aspiraciones altas de justicia social. Es por ello que el pensamiento de Vilma debe estudiarse en profundidad, para continuar la emancipación de la mujer cubana.

Escribir sobre Vilma es difícil, porque poco pueden hacer las líneas de un texto para mostrarla en todas sus dimensiones, tal cual la conocieron sus familiares, los amigos, los hermanos de lucha… Pero es un deber intentarlo, porque Vilma fundó una familia, una lucha, un país, un rostro para la mujer del continente y el mundo. Una de sus anotaciones –citadas en el libro El fuego de la libertad, sin fecha, aunque todo indica que fue escrita en los días de la lucha contra la tiranía batistiana– es un testamento político que señala para siempre la decisión de una mujer en revolución:

«(…) Y hay un momento en que descubres que hay que tomar partido, que si estás a favor de la justicia, de la paz, del progreso de la humanidad, que si no actúas a favor de ellas estás actuando en contra, que no existen posiciones neutrales, que la responsabilidad por lo que ocurra en el mundo toca a cada uno de sus habitantes…».

El llamado eterno de Vilma es, entonces, a tomar partido por la Patria y por las conquistas de la obra por la que se jugó la vida su generación, la que construyeron nuestros padres; y que nosotros tenemos que defender a toda costa. Por eso Vilma es de las que nacen siempre… y son flores frescas y el cariño del pueblo lo que la acompaña allá, en el frente guerrillero que amó.

https://www.granma.cu/archivo?a=5132

 

 

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